La iluminación es un componente imprescindible en una buena fotografía, realza el conjunto o los detalles, crea ambiente y es el componente imprescindible para darle personalidad a tu fotografía. Pero no siempre es posible conseguir una buena iluminación.
Yo soy partidario de las iluminaciones naturales, de las que vemos y nos llaman la atención del conjunto. No me gusta crear miradas diferentes a base de iluminaciones diferentes. por eso NUNCA utilizo el flash incluso admitiendo que a veces podría ser de gran ayuda como luz de relleno.
Pero en cambio sí modifico la luz en mis retoques digitales posteriores conservando si así lo estimo, parte de la luz que ví en el momento del disparo y jugando con el resto de la iluminación, ya digital, para teatralizar el conjunto.
Desde viñetear el conjunto por zonas creando nuevos viñeteados positivos o negativos para destacar la parte que me interesa, pero intentando siempre que no se pierda la naturalidad. No creo luces, sino contrasto o remarco.
Las herramientas de sobreexposición y subexposición en todos sus modos y rangos, son herramientas perfectas para estos ejercicios, que ya hace décadas y con los procedimientos analógicos de exposición y revelado, se intentan utilizar con máscaras, con las manos haciendo sombras o incluso con el vaho de tu propia respiración para calentar algunas zonas del papel mientras se revelaba y así acelerar los ennegrecimientos por zonas.