Este Cristo atado a la columna es de un
realismo desagradable para las personas que no conozcan bien la imaginería
religiosa de España del siglo XVII sobre todo. Es un Cristo que está en la
Iglesia de Santa Teresa de Jesús en Ávila y formaba parte de un paso de Semana
Santa compuesto por cinco esculturas.
Pero la parte más sangrante, más dura
está escondida a la visión del turista ocasional, pues es la espalda totalmente
rota, simulando que ya no tiene piel tras los girones de los látigos,
totalmente en carne viva y llena de sangre.
El autor de esta obra es Gregorio Fernández, y la
realizó en el año 1619. Para simular los efectos de la carne sangrando
utilizaba corcho que modelaba y luego pintaba, para simular mejor que con otros
materiales la textura de la carne rota.
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