23.6.25

Goya y la novia de Fernando VII

Francisco de Goya, además de un tremendo artista desde todos los puntos de vista, era un obrero crítico con la Monarquía que le encargaba trabajos, pero que a su vez sabía resolverle los problemas desde el punto de vista de notario pictórico de las realidades.

En esta obra titulada "La Familia de Carlos IV" Francisco de Goya hace de fotógrafo real retratando a toda la familia, incluida la que todavía no lo era. Son catorce personajes que aparecen en el cuadro de la Familia en un austero interior sin alfombras, decorado en su pared del fondo con dos monumentales pinturas que no adivinamos a ver qué son.

Y si nos fijamos con detalle, vemos a una mujer casi de espaldas, como ocultando el rostro, sin verle sus facciones. La razón por la que la futura esposa de Fernando VII aparece con el rostro vuelto es una solución genial de Goya a un problema muy práctico y diplomático: en el momento en que se pintó el cuadro (entre 1800 y 1801), la novia del príncipe heredero aún no había sido elegida.


La mujer que vemos girada era María Antonia de Nápoles, hija del rey de las Dos Sicilias, con quien Fernando VII se casó en 1802, dos años después de la creación del cuadro, y en donde realmente era una niña, pues tenía entre los 15 y los 16 años. Se casó con Fernando VII con 17 años. Por cierto, murió a los 21 años, consta que por tuberculosis, pero los rumores de la época hablan de un envenenamiento de Godoy por no poder tener hijos.

El cuadro no era solo un retrato familiar, sino un documento de Estado. Su objetivo era representar la continuidad y el futuro de la dinastía Borbón. Por lo tanto, era crucial que la futura reina y madre de los herederos estuviera presente simbólicamente, aunque aún no se supiera todavía quién sería.

Francisco de Goya no podía inventarse un rostro pues no estaba confirmada como miembro de la Familia Real, ya que eso habría sido diplomáticamente incorrecto. Tampoco podía dejar un hueco vacío. La solución fue incluir la figura de una mujer elegante, vestida a la moda, pero girarle la cara para que sus facciones quedaran ocultas. De esta manera, Goya no pinta a una persona concreta, sino que representa el "puesto" o el "rol" de la futura Princesa de Asturias.

Fernando VII no se casó con su primera esposa, María Antonia de Nápoles y Sicilia, hasta el año 1802, es decir, un año después de que Goya terminara el cuadro. A veces se ha especulado que Goya lo hizo porque no le gustaba la princesa o porque se negó a posar, pero esto no encaja con las fechas. 

En lugar de ser un defecto o un misterio sin resolver, es un toque de genialidad diplomática y artística que nos cuenta mucho sobre las intrigas y los planes de la Corte en ese preciso momento.