9.11.11

El negocio del Arte Contemporáneo, con subastas imposibles de comprender

Que a veces estamos tontos, no hay duda. Que el Arte Contemporáneo a veces está sobrevalorado, también. El arte pop ha cautivado (o engañado) a los coleccionistas en una subasta millonaria en Nueva York en el año 2011, en la que el lienzo I can see the whole room and there's nobody in it!, de Roy Lichtenstein, ha sido vendido por 43,2 millones de dólares (31,2 millones de euros), y Silver Liz, de Andy Warhol, por 16,3 millones (11.7). 

"La obra de Roy Lichtenstein es una de las primeras pinturas en las que el autor se apropia de la estética de los cómics y marca lo que conocemos como pop art", ha dicho Koji Inoue, el responsable de arte de posguerra y contemporáneo de la casa de subastas Christie's en Nueva York, que ha organizado la puja.

Roy Lichtenstein (1923-1997) pintó este lienzo en 1961 y en él retrató a un hombre que mira a través de un hueco en una pared a la vez que pronuncia la frase que da título a la obra, y que se podría traducir por "Puedo ver la habitación entera, y ahí no hay nadie"

"Se trata de un trabajo seminal y un contragolpe a lo que hacían en la época los expresionistas abstractos. Tomó la banalidad y la incorporó a sus obras", explica Inoue, que ha agregado que en la actualidad "la demanda de arte pop a ciertos niveles es insaciable".

Adquirir Arte Pop es sin duda una manera de invertir, totalmente alejada de lo que realmente es el Arte, y lo curioso es que es rentable pagar estas cantidades por un cuadro que aunque histórico por el momento en que se creó, no tiene nada de extraordinario visto desde la óptica artística de hoy. 

Incluso en su momento, crear obras de gran formato basándose en comic pequeños nunca debería haber tenido el éxito obtenido, pues hay trabajos de comic originales que son maravillosos y pasan por precios bajísimos.

Esta obra en concreto se vendió en 1988 por 2 millones de dólares, más de veinte veces menos que 23 años después. Sin duda es un gran negocio del Arte Contemporáneo, que nada tiene que ver con la calidad de la obra.