12.11.25

El aquelarre o Sabbath de Brujas, de Goya


El Museo Lázaro Galdiano alberga el lienzo  "El aquelarre" de Francisco de Goya, pintado entre 1797 y 1798, el cual representa una escena de brujería como una reunión de hechiceras.  También es conocido con el nombre de Sabbath de Brujas. Este cuadro es uno de los seis que Goya pintó para los duques de Osuna, y fue adquirido posteriormente por José Lázaro Galdiano, según indica el catálogo del museo en donde permanece. 

Pintado entre los años  1797-1798. formaba parte de una serie de seis cuadros sobre brujería encargados por los ilustrados duques de Osuna para decorar su palacio de recreo en la Alameda de Osuna (hoy Parque del Capricho, en Madrid).​ Aunque el tema es oscuro, estos cuadros estaban pensados como piezas decorativas de "capricho" para una élite ilustrada que veía la brujería como una superstición popular digna de ser satirizada, no como una amenaza real.​ Hoy nos resulta imposible pensar en decorar nuestra vivienda de recreo con esta temática, pero eran otros siglos.

Esta primera versión es más narrativa y teatral. Luego hizo alguna obra similar para sus Pinturas negras. La composición es más clara y los elementos son más definidos: mostrando al Diablo como Macho Cabrío. En el centro, un gran macho cabrío negro, con cuernos imponentes adornados con hojas de vid (una alusión al dios Baco, el vicio y a lo dionisíaco), preside la ceremonia con ojos brillantes.

A su alrededor, un grupo en círculo de brujas de todas las edades (ancianas y jóvenes) le rinden culto. Su actitud es de devoción y miedo reverencial.​ El tema central es el sacrificio infantil. Una bruja ofrece a un niño vivo al diablo, mientras que otra sostiene a un bebé esquelético, ya "chupado". En el suelo yace otro niño muerto. Esto refleja la superstición popular de que las brujas se alimentaban de niños para crear sus ungüentos mágicos.​

La escena transcurre de noche, bajo una luna creciente que ilumina parcialmente la escena, creando un ambiente de misterio y ocultismo.​ Esta obra, como los grabados de Los Caprichos que Goya, estaba creando en la misma época, y es una sátira contra la ignorancia y las supersticiones populares que los ilustrados como Goya y sus mecenas criticaban. 

No es una celebración de la brujería, sino una denuncia de la credulidad.​ Aunque aún conserva ciertos elementos compositivos del rococó, el dramatismo, el uso del claroscuro y la temática macabra, anuncian ya el Romanticismo. La pincelada es más suelta y expresiva.

10.11.25

La chaqueta amarilla de Pablo Picasso


Pablo Picasso hizo varias obras similares que se podrían llamar deforma muy similar. Este versión también mencionada en el contexto de su relación con Dora Maar, a veces les conocida como "La chaqueta amarilla" otra veces como "La blusa amarilla" y la pintó en el año 1939. Se distingue por el uso de este vibrante color en la vestimenta de la retratada.

Es un oleo sobre lienzo, y se caracteriza por el uso de la línea en forma de "telaraña" que entrelaza objetos y personajes, aunque en esta obra la técnica se limita a la chaqueta amarilla, mientras que el resto del cuadro se enfoca en los contornos nítidos y los campos de color.
Forma parte de la colección de Berggruen, actualmente en depósito en la National Gallery de Londres.