13.2.25

La importancia de las sombras en la escultura


Esta es una cuestión muy sencilla de preguntar y muy complicada de responder. Lo sé de entrada aunque parezca obvia la respuesta.

En una escultura… ¿qué es más importante la figura o la sombra?

Todos diríamos que la figura, la propia escultura, lo que realmente hace el artista levantando una idea en relieve. Pero todas esas respuestas también acompañan a la sombra.

Las esculturas necesitan una buena iluminación, y según como sea esa, veremos una cosa u otra. Me da igual pensar en esculturas leves y sencillas como el ejemplo que os pongo que si hablo de la cabeza de Machado hecha por Pablo Serrano.

En todos los casos las esculturas viven de sus sombras. Las que se proyectan en el suelo o la base, y als que proyectan dentro de sus propios detalles escultóricos. 

Y eso me lleva a la segunda duda. También ya resuelta. Una escultura al aire libre, una escultura urbana, va cambiando de punto de vista según va cambiando la luz, el sol y sus sombras. No se ve igual un día nublado que a diferentes horas del día con sol.

Volvemos a entender que la luz es fundamental para disfrutar de la escultura. Incluso el tipo de luz, el color o la temperatura de esa luz, para poder configurar los relieves y las sombras.

Somos muy pocas las personas activas en España


Comentaba sabiamente el periodista Iñaki Gabilondo en su último libro que en España hay un millón de personas que mueven hilos, leen o van al cine, compran revistas o acuden al teatro, se apuntan a una ONG o son activamente críticos. 


Un millón de activos, nos guste o no, nos parezcan muchos o sean realmente pocos. De 49 millones que somos, solo uno deja fuera a 48 millones.

Un millón y no hay más, los que pueden leer esto, los que escriben, los que van de restaurantes o exposiciones, los que se quejan o ayudan, los que viven. 

El resto sobrevive a duras penas y conlleva la mochila encima sin más solicitud que ir pasando. Es bueno saber el número, que es el que realmente mueve a España hacia un lado o hacia otro. 

En Zaragoza nos tocan 20.000 personas.

Es simplificar esto a límites crudos, pero es lo que hay y es bueno saberlo. Somos 20.000 en mi ciudad, un millón en España, tú y yo entre ellos, que vivimos, que no nos conformamos con sobrevivir solo. 

Que siempre estamos insistiendo en que tenemos que ser más, que hay que hacer más actividades, que hay que…, pero si solo somos un millón.

La inmensa mayoría de la gente no puede engancharse ya a esta vida de ¿lujo? que tenemos tú y yo, a esta posibilidad de disfrutar de todo lo que nos rodea, de conocer las modernidades que ellos escuchan, de participar y de modificar, de interactuar y saber ver. 

Sí, es un lujo poder diferenciar un buen libro de un panfleto, de lograr un movimiento interior mientras vemos Arte o escuchamos una música, de saber disfrutar de una conferencia o de una tarde aprendiendo algo nuevo. 

A mi me parecen pocos, pero si lo pienso más de cerca, si me bajo a la calle y me pongo a contar, me salen incluso menos, yo debo moverme en círculos flojos, sí. 

De momento agradezco al que se ha puesto a contarnos en que me haya incluido, el que te haya incluido a ti. Pero somos pocos.