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14.9.25

Pepito Costa, obra de Goya


Esta obra de Francisco de Goya nos muestra a un niño disfrazado de militar y sus juguetes, incluido aparentemente un fusil de salto, y que se llamaba Pepito Costa y Bonells (José de adulto, murió 60 años después de haber posado para esta obra), en donde vemos claramente la forma de trabajar de Goya. 

Pintaba una base sobre el lienzo de color rojo terroso y sobre ella iba pintando el resto de tonos, dejando la base a veces sin pintar para matizar los colores.

Lo podemos ver en el fondo gris, pero también en los márgenes del blanco espléndido del traje, super luminoso por esos contrastes con un blanco que se más o menos opaco para dejar traslucir el rojo tierra del fondo, consiguiendo unas transparencias fabulosas.

Este cuadro se encuentra en el Museo MET de New York.

El niño viste de militar a juego con el tambor, el caballo y el rifle y lo hizo en el año 1810 reflejando tal vez que incluso los niños tenían que ayudar en la defensa de la Guerra de la Independencia. Era un niño hijo del médico Rafael Costa de Quintana profesional personal al servicio del Rey Fernando VII. La obra tiene casi un metro de altura.

12.9.25

Maestro de Belmonte y un Demonio del siglo XV


Este San Miguel Arcángel del Maestro de Belmonte de Aragón se encuentra en The Metropolitan Museum of Art de New York. De finales del siglo XV es una obra religiosa en donde se combinan la imagen del demonio con el enviado de Dios, para formar un marcado contraste visual entre la fuerza y el esplendor de la Iglesia y la monstruosidad del mal derrotado.

Las seis o siete caras del Demonio es maravillosamente la clara muestra de que se nos intenta asustar con todo lo que no sea terminar viviendo en el cielo, que no sabemos si existe, pero als perspectivas contrarias nos las presentan como malísimas.

El Maestro de Belmonte se cree que era la misma persona que Martín de Soria, un artista documentado en la época, con un estilo de pintura gótico tardío.



Juan Carlos Callejas y su obra El árbol de la vida


Esta es una gran obra del artista zaragozano Juan Carlos Callejas que tituló "El árbol de la vida" e hizo en el año 2011 sobre una tabla doble para la Capilla 1 del Cementerio de Zaragoza, sala que a veces se convierte en un espacio de despedida no religioso.





Una obra que puede parecer religiosa, que encaja perfectamente como una alegoría a la vida y a la multiplicación de sus ramas, de sus vástagos, y que por su gran tamaño no solo decora y llena la gran sala, sino dulcifica los momentos duros de las despedidas.

9.9.25

Techo mudejar de la parroquia de la Seo de Zaragoza


Una de las obras de arte mudejar de Zaragoza, que ningún visitante se debería perder, es el techo de la parroquia de la Seo de Zaragoza, al que se entra por una puerta pequeña junto a la entrada principal. La entrada es gratuita.

El techo de la Parroquieta de la Seo de Zaragoza es una armadura de madera de limas moamares (
conjunto de piezas de madera o hierro (armazón) que, debidamente ensambladas, sirven de soporte a la cubierta) de gran belleza. 

Es una de las obras más destacadas del arte mudéjar aragonés, con decoración de mozárabes, lazos de ocho y motivos geométricos, y presenta un escudo de Lope Fernández de Luna, arzobispo de Zaragoza, el patrocinador de la obra, para ser enterrado en este lugar. 

Patrocinó además en su arzobispado, la construcción del Convento del Santo Sepulcro de Zaragoza en la Plaza de San Nicolas en el siglo XIV. Pero volvamos al techo de la Capilla de San Miguel que es como también se conoce a la Parroquieta.

Armadura de madera:
La estructura del techo es una armadura de madera que combina una base cuadrada con unos cuadrantes en las esquinas que la convierten en octogonal. Está cubierta con una decoración de mocárabes y lazos de ocho, elementos característicos del estilo mudéjar, según detalla Aragón Mudéjar. La decoración se completa con una serie de rombos y otros motivos geométricos.

Escudo de Lope Fernández de Luna:
En la parte inferior de la armadura, se puede ver el escudo de Don Lope Fernández de Luna, el arzobispo que mandó construir la Parroquieta en el siglo XIV.

La Parroquieta es considerada una de las obras más importantes del estilo mudéjar en Aragón. El techo de la Parroquieta es una de las partes más relevantes de la capilla, y muestra la influencia de los alarifes sevillanos que trabajaron en la obra.


Muy posiblemente esta parroquia aunque se dice que es del siglo XIV, fuera una zona de origen islámico y del siglo XI o anterior, y que luego se transformó en iglesia cristiana, como todo el conjunto de la Seo de Zaragoza.

8.9.25

Retablo con escenas de la Pasión del Maestro de Morata de Jiloca


Estas tablas, parte de un retablo atribuido al Maestro Morata parece ser de la segunda mitad del siglo XV, se encuentra en el MET de New York. Son seis tablas mayores y seis menores, todas ellas muy curiosas e interesante por el modo en que nos representan a los personajes, sus vestimentas, su ambiente.

Formando el lado izquierdo de un gran altar fijo hay escenas que representan los eventos que sucedieron antes de la crucifixión de Jesús.

De izquierda a derecha, son: la Agonía en el Jardín, la Traición, Cristo antes de Caifas, Cristo Coronado con Espinas, la Flagelación y Cristo antes de Pilato.

En los medallones de abajo están las cabezas de los apóstoles con pergaminos inscritos (en latín) con las frases iniciales del Credo de los Apóstoles, una declaración que resume la creencia cristiana.

Creo en Dios, el Padre todopoderoso, creador del cielo y la tierra. Y en Jesucristo, su único hijo, Nuestro Señor. Que fue concebido del Espíritu Santo, nacido de la Virgen María y del padre todopoderoso, de ahí vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica y la comunión de] santos.

El lado derecho del altar habría continuado la historia de la Pasión, la que condujo a la Resurrección, con el resto de los apóstoles y del texto del Credo. Un tabernáculo para albergar el cáliz y el pan, utilizados en la Eucaristía, que podría haber separado las dos secciones del retablo, que tendría más de siete metros de anchura total.

El artista conocido como el Maestro de Morata de Jiloca es un pintor anónimo del siglo XV. Según investigaciones recientes (Fabián Mañas Ballestín), las obras atribuidas al Maestro de Morata podrían corresponder al taller de Pedro de Aranda, pintor activo en Calatayud entre 1464 y 1499, vinculado a otros retablos en la comarca y relacionado con artistas como Bartolomé de Verdeseca, Juan Cardiel y Juan de Bruecelle.

Aunque no existe consenso total, Pedro de Aranda es el candidato que cuenta con más argumentos documentales para ser este maestro, aunque la identidad no está completamente confirmada y sigue tratándose como una atribución probable.




La reina Felicia de Aragón y un libro


Esta obra de finales del siglo XI y hecha en Aragón es una suntuosa portada de un libro sagrado. Incorporando una variedad de materiales costosos y técnicas artísticas refinadas, representa el tipo de trabajo lujoso muy apreciado por la gente medieval de alto poder.

Muchos de los adornos de piedra, vidrio y esmalte que una vez embellecieron el marco se han perdido, pero la escena central de la Crucifixión sobrevive en su mayor parte intacta, comprendiendo figuras de marfil talladas individualmente contra un respaldo de plata dorada dominado por la cruz.

Jesús, la figura más grande y volumétrica, está flanqueado por su madre María y San Juan Evangelista. Además, dos figuras de luto anónimas se ciernen sobre la cruz, ocupando espacios típicamente designados para el sol y la luna o pares de ángeles.

Las inscripciones cortas martilladas desde la parte posterior de la superficie metálica proporcionan el nombre abreviado de Jesús de Nazaret en la parte superior de la cruz y, en la base, las palabras "Felicia Regina".

Hay que suponer que estos textos en la placa, nombra a la poseedora de esta obra, la reina Felicia de Aragón y Pamplona (Felicia de Roucy). La reina Felicia, esposa del rey Sancho Ramírez de Aragón, que reinó a finales del siglo XI, puede haber encargado o recibido como regalo el panel, junto con una pieza complementaria, regalando ambos al convento de Santa Cruz de la Serós.

El convento, ubicado cerca de Jaca, tenía estrechos vínculos con la familia real y acogía a muchas miembros femeninas de la familia en su comunidad de monjas. La reina Felicia de Aragón está enterrada en el panteón de los Reyes de San Juan de la Peña.

Esta obra se encuentra en el MeEC de New York.

7.8.25

La Natividad del Monasterio de Sijena, hoy en Madrid, en el Museo del Prado


Del artista Rodrigo de Sajonia, antes conocido como el Maestro de Sijena y del año 1515 tenemos esta obra que formba parte del Retablo de Sijena en Huesca y que en estos días del verano de 2025 está dando que hablar sobre la fecha en la que salió del Monasterio, para decidir si fue un espolio o una venta.

Es una tabla conservada en el Museo del Prado que representa la Natividad y que procede del retablo mayor del Panteón Real del monasterio de Sijena (Huesca). Un conjunto formado por numerosas tablas dispersado por diversos motivos todos vergonzosos en el siglo XVIII.

La composición, la monumentalidad, el colorido y las arquitecturas se vinculan con la pintura centro europea. El reciente hallazgo de un documento notarial, ha permitido identificar al maestro con "Rodrigo de Sagonia", quien residía en el monasterio en las fechas de realizarse la pintura.

La obra de la que hablamos muestra a la Sagrada Familia, con el niño desnudo y tumbado en el suelo, ocupando el primer plano bajo de la composición. Formando parte de este grupo, en el centro, destaca un ángel ataviado con túnica blanca que sujeta con sus manos una filacteria de gran tamaño en la que aparece notado el Gloria que entona el coro.

Este círculo de figuras se completa con un orante vestido con túnica verde, situado junto a San José. Tras dicho elenco, entre los muros, se halla un nutrido coro angélico que lleva nuestra vista hacia el fondo de la composición, donde se ha representado el anuncio de un ángel a los pastores.

En esta escena un ángel sostiene un texto del Gloria, sin música escrita, mientras un coro de querubines (que no son todavía ángeles) envuelve la escena desde atrás.

Se mantiene el toro y el asno en el pesebre, con la curiosidad de un gran descorchón en una pared baja de este, para demostrar que era una zona o un edificio pobre y mal conservado.

Como esta obra salió del Monasterio de Sijena a principios del siglo XX no le corresponde por ley ser reclamado por Sijena, pero al igual que el Museo del Prado cede muchas obras a otros museos, sería lógico suponer que en un futuro esta obra sea cedida temporalmente para acompañar su lugar de procedencia en la enorme calidad artística de este lugar cuando hayan vuelto sus pinturas murales desde el MNAC.  

2.8.25

Los grupos Pórtico y Zaragoza, mostraron los inicios de la abstracción


Con el título 'La puerta abierta: el inicio de la abstracción', la exposición  que se presentó en el año 2010 en la sede central de Ibercaja de Zaragoza permitió hacer un recorrido por el trabajo del Grupo Pórtico (1957-1952), formado por Fermín Aguayo, Santiago Lagunas y Eloy G. Laguardia, pioneros en el nacimiento de una pintura española de vanguardia, de signo abstracto.

Treinta óleos y dos dibujos de seis artistas de los Grupos Pórtico y el Grupo Zaragoza mostraron el resurgir de la abstracción en España, a finales de los años cuarenta del pasado siglo, en una exposición que se inauguró en el Patio de la Infanta de Zaragoza. 

La exposición, organizada por la Obra Social de Ibercaja, se pudo ver hasta el 9 de enero de 2011, y supuso la recuperación de la obra de dos grupos que protagonizaron la renovación del panorama pictórico español tras la parálisis de la Guerra Civil.

Grupo Pórtico supuso una apertura en el "vacío" panorama artístico de la posguerra, cuando la mayoría de los artistas españoles se habían exiliado, sobre todo a París, y los que permanecieron en España se acomodaron e hicieron "academicismo", explicó en rueda de prensa la comisaria de la muestra, Dolores Durán

En este panorama artístico, en el que las informaciones del exterior llegaban con "cuentagotas", surgió en Zaragoza en 1947 la primera manifestación grupal abstracta en España alrededor del propietario de la librería Pórtico, José Alcrudo, integrado por nueve artistas, que diez años más tarde quedó reducido a los tres cuyas obras se mostraron en esa exposición.

"La puerta abierta" presentó 30 óleos, alrededor de cinco de cada uno de esos seis artistas, y dos dibujos, todos ellos exclusivamente de la época en que estuvieron vigentes ambos grupos, de los que también se mostraron documentación de su actividad.

Las obras expuestas procedían del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Fundación Santillana del Mar, Patrimonio de Ibercaja, Cortes de Aragón, Colección De Pictura, Galería Aroya, Galería Carlos Gil de la Parra, Antonio Gajón Anticuario y coleccionistas privados, así como de los propios artistas o sus herederos.


24.7.25

Adoración de los Reyes Magos, de Pablo Esquer


Una obra como esta, delicada y casi una postal, del artista Pablo Esquert, un pintor flamenco del siglo XVI, y titulada "La Adoración de los Reyes Magos" es una clásica obra religiosa en donde vemos detalles realmente curiosos.

Por ejemplo el gran despliegue de soldados que acompañaban a los Reyes Magos, que se ven incluso en la lejanía además del segundo plano. El detalle cariñoso del niño levantando el pie, y esa mirada fija en ese punto central del pie que mantiene tanto la Virgen como el propio Niño Jesús o el Rey Mago. Para terminar observando la Estrella que dirigió la visita real.

Pablo Esquert también llamado Pablo Schepers, Scheppers, Eschepers, Paul Esquarte, Pablo o Paulo de Ezchepers y Micer Pablo, vivió varios años en Zaragoza, donde trabajó de pintor principalmente para el Duque de Villarmosa, en donde tuvo taller propio.

24.6.25

La Adoración de la Cruz de Francisco de Goya


Francisco de Goya fue un incansable pintor del que constantemente vamos conociendo posibles obras suyas, más o menos reconocidas. Hoy os traigo una de las últimas, pintada sobre el año 1772 - 1773, y que tituló: Adoración de la Cruz, aunque en otros lugares se llegó a llamar: Devotos a los pies de la cruz.

Ahora en 2025 sale al primer plano otra vez pues se subasta por 3,6 millones de euros. Es una obra de iglesia, de 130 centímetros de altura, y es propiedad de un particular catalán, aunque la obra parece ser que está en Londres.

La Adoración de la Cruz, la obra de Goya que vemos, es uno de los encargos religiosos recibidos por el pintor en Aragón en los años anteriores a irse en Madrid, y cuando la mayor parte de sus trabajos eran todavía temas religiosos realizados por encargo de cofradías, iglesias o conventos. 

La pose de las figuras principales, la forma de plasmar el movimiento de las telas de las ropas y la paleta de colores suaves, anticipan el estilo que mostrará ya en 1774 en los frescos de la Cartuja de Aula Dei. 

La composición de la obra presenta en el centro una cruz de madera, coronada por el cartel de INRI y con la Sábana Santa descansando en el crucero. Alrededor un grupo de hombres de distintas edades, desde un anciano de barba blanca a un niño, elevan sus miradas a la Cruz en un momento de oración. 

Sobre la Cruz, seis ángeles en círculo crean un arco cerrando la composición por la parte superior, en halos de luz, muy similares a las cabezas de ángeles que pintó en la arcada de la Basílica del Pilar de Zaragoza y en varias pinturas religiosas realizadas por el artista en esos inicios de su carrera. 

Paree ser que esta obra fue encargado a Goya para dignificar la capilla de la Santa Cruz de la Iglesia parroquial de Torrecilla de Valmadrid en Zaragoza. 

El cuadro de la "Adoración de la Cruz", se trataría de una obra de juventud de Francisco de Goya, que se sitúa en Torrecilla de Valmadrid, a poca distancia de Fuendetodos, ciudad natal de Francisco de Goya. 

De hecho el padre de Goya trabajó como dorador del retablo del Altar Mayor de la Iglesia de Torrecilla, por lo que se sugiere que en 1773 padre e hijo pudieran haber trabajado juntos en dicha Iglesia; uno como dorador y el otro como pintor de esta la pintura, que habría ido a la capilla de la Santa Cruz, ahora Capilla de San Roque, de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Torrecilla de Valmadrid.

15.6.25

Zaragoza, Goya y la Tauromaquia


Si queremos entender los motivos por los que Goya decidió hacer una seria de Grabados sobre la Tauromaquia, visto desde este siglo XXI, puede costarnos algo, tanto el entenderlo como el ejercicio de aprobarlo. Pero hay que irse al siglo XVIII para comprender algunas motivaciones imprescindibles.

La primera es que Goya necesitaba trabajar para vender sus obras y poder vivir o incluso sobrevivir. Y en aquellos años de principios del siglo XIX, los toros eran un espectáculo imprescindible entre la sociedad media y alta de Madrid o de incluso Zaragoza, de donde venía Goya.

Los toros y las comedias eran los únicos entretenimientos de la época, más los primeros que los segundos, pues eran otros tiempos, otras culturas, otras economías. 

En Zaragoza, en el año 1761 la Sitiada o Gestora de la Real Casa de la Misericordia decidió construir un Coso Taurino para financiar sus labores sociales para los niños sin hogar. Eso suponía aceptar que iba a ser un gran y rentable negocio para ayudar a su sociedad.

Ramón de Pignatelli logró un acuerdo en 1764 con el gremio de carpinteros de Zaragoza, para poder construir un plaza de toros en el mismo lugar en donde todavía ahora se encuentra el coso taurino de Zaragoza, la llamada todavía Plaza de la Misericordia.

El terreno vacío —o casi vacío pues eran una eras para trillar el cereal de los campesinos zaragozanos— estaba en la salida de Zaragoza hacia Madrid, cerca del Portillo. Y la Plaza de Toros se levantó con los mismos planos arquitectónicos que se utilizaron en la plaza de Aranjuez.

Se pretendía crearla para unos 7.800 espectadores que eran muchos para aquella ciudad pequeña de poco más de 40.000 vecinos, y su coste estimado era de unas 34.000 libras jaquesas, que era la moneda de aquellos tiempos en Aragón. 

Al Gremio de Carpinteros se le pago a plazos hasta el año 1773, e incluso consta que regaló las últimas 1.600 libras a la Real Casa de la Misericordia.

A partir de las Fiestas del Pilar de 1764 se iniciaron las corridas de toros, o los festejos taurinos, pues muchas veces eran un compendio de diversas maneras de torear, o de teatralizar la lucha entre un animal y los hombres. Sin contar a los pobres caballos que caían como moscas.

Volvamos a Goya, pues vemos arriba un grabado de 1816 titulado con el número 18 de su colección Tauromaquia, "Temeridad de Martincho en la Plaza de Zaragoza". Es un aguafuerte y aguatinta de Goya.

Goya no refleja una disposición personal fácil y aceptada con estas prácticas, pues a veces solo muestra las partes más duras y sangrientas de las mismas, y parecen más una serie de grabados que buscan relatar la historia de la tauromaquia en España, desde tiempos de los árabes, o incluso antes, por orden numeral de sus grabados, que obras artísticas para mostrar el presunto arte taurino.

Eran otros tiempos, eran estampas impresas para vender casi como recuerdo para los que sí gustaban de estas actividades y sacar unos dineros extra.


9.6.25

Aragón y Believe in Art en el mundo sanitario


Humanizar hospitales, consultas médicas, salas de espera de espacios sanitarios, es una de las mejores ideas de este siglo XXI que yo he visto en el uso del Arte como elemento de humanización.

Esto es Zaragoza, la sala de espera de la unidad de Trastornos Alimentarios del Hospital público de Nuestra Señora de Gracia en Zaragoza. Insisto: Hospital Público.

Y es un trabajo de la Asociación "Believe in Art" con una intervención artística que va mucho más allá de lo que vemos en la imagen, pues también ha entrado en habitaciones y salas de consulta.

Lo han realizado las artistas Ira Torres para la sala de espera y Jenni Karma, de Jenka Estudio, para las habitaciones. No es el primer trabajo que realiza "Believe in Art" en el mundo sanitario.

Esta asociación ha realizado múltiples intervenciones en varios centros sanitarios de Aragón, como en el centro infantojuvenil de salud mental de Movera, el centro de salud de Caspe, la zona de paritorios y el servicio de oncología del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, así como en las urgencias y mural exterior del Hospital Infantil Miguel Servet.

La misión de ‘Believe in Art’ es la humanización hospitalaria a través del arte, según ha indicado una de las responsables de la Asocaición: Beatriz Lucea. Una práctica que está avalada por la OMS y por múltiples estudios para la mejora del estado de animo de pacientes y de los profesionales sanitarios.

'Believe in Art' “es un proyecto innovador y puntero en toda España, no hay nada igual ni comparable. Lo que queremos es que lo que estamos haciendo aquí pueda ser exportado” a otros lugares, ha concluido Beatriz Lucea.

Julio Puente

2.6.25

Pablo Gargallo y Joan Miró, dos maestros


Todos tenemos en el recuerdo la pintura de Joan Miró, sabemos qué hacía desde su propio surrealismo, con dibujos o pinturas que llevaban su firma de color y formas. No necesitamos que nos digan que es un Miró, para ver un Miró.

Pero también como artista multidisciplinario hacía cerámica y escultura. Ilustraba libros o hacía grabados. 

Desde el taller del aragonés y escultor Pablo Gargallo en París, tuvo contacto con artistas provenientes del movimiento Dadá, que fundaron en el año 1924 —con el poeta André Breton al frente— el Grupo del surrealismo que cambió la manera de entender el Arte en Europa desde aquellas décadas del siglo XX.

Desde ese taller de Gargallo en París empezó a conocer Miró las opciones de la escultura como forma de crear obras que son muchas en una sola forma, pues depende de cómo las observemos. 

El taller de Gargallo en la rue Blomet en París, sirvió a Miró como un entorno perfecto que fomentó el intercambio de ideas y la observación directa de los procesos escultóricos de Pablo Gargallo.

Y Joan Miró se dejo influenciar por Gargallo sobre todo en el entendimiento de algunos aspectos fundamentales de su propio Arte pictórico.

Gargallo fue pionero en el uso del vacío como elemento generador de luz y ligereza en la escultura, especialmente a través de la plancha metálica y el hierro, y en la fragmentación de las formas. 

Esta concepción renovadora del espacio y el volumen influyó en la escultura de Joan Miró, donde el juego entre lleno y vacío, se convirtieron en rasgos distintivos.

La tendencia de Gargallo hacia el esquematismo, la fragmentación y la abstracción de las figuras, así como su interés por los personajes circenses y populares, encuentra eco en las primeras esculturas y ensamblajes de Miró, que también exploran la simplificación de la forma y la evocación poética de lo cotidiano.

Gargallo introdujo en la escultura moderna el uso de materiales industriales como el hierro, el cobre o el plomo, y técnicas de ensamblaje que Miró adoptaría posteriormente en su propia obra escultórica, especialmente a partir de los años 40 y 50.

El paso de Miró por el taller de Gargallo le permitió integrarse en el ambiente de las vanguardias parisinas, en contacto con otros artistas innovadores y con las nuevas corrientes del arte como el surrealismo, lo que favoreció su apertura a la experimentación y a la superación de los límites tradicionales entre pintura, escultura y objeto.

Esta obra de Joan Miró está en Barcelona en la zona de entrada del Palau de la Generalitat de Catalunya, y la realizó en el año 1970, la tituló "Dona".

27.5.25

La Huida a Egipto. De Goya


Esta estampa, este grabado de Francisco de Goya es el primero que hizo, o al menos el primero del que tenemos constancia, tras venir de Italia y ver estas técnicas más en profundidad, pues ya las conocía de sus años en Zaragoza en el taller de José Luzán. 

Esta: "Huida a Egipto" es sencilla pero ya se ve una gran maestría en el uso del buril para rascar sobre el cobre con líneas de diversos grosores para jugar con luces y sombras.

Es un grabado pequeño, al aguafuerte, de un tamaño similar a una postal, de unos 10 x 13 centímetros, que hizo sobre los años 1772 y 1774. Está firmada y no hay duda de su autoría. Puso él mismo en el grabado: Goya inv.t et fecit. Goya lo hizo y lo inventó, es decir, no era copia de ninguna obra anterior.

Tenemos en España esta impresión adquirida por el Estado en el año 2024, y se conservan siete ú ocho impresiones en total. Se intuye que fue un grabado de encargo, no sabemos bien si de alguna iglesia o alguna cofradía para poder vender impresiones devocionales y sacar las parroquias algunos ingresos extra.

Curiosamente esta impresión del grabado de Goya salió en este año 2024 a subasta a un precio base de 6.000 euros, y al enterarse España impidió que saliera de nuestro país y la compró el Museo del Prado.



26.5.25

La Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago, de Goya


El cuadro de Francisco de Goya: "La Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago y a sus discípulos zaragozanos" es una pintura al óleo sobre lienzo del joven Goya, pintada entre 1768 y 1769, de 80 centímetros de altura de propiedad particular de la Colección Pasqual de Quinto de Zaragoza.

Una obra para un oratorio familiar, que pasó desde la colección del amigo de Goya y banquero Juan Martín Goicoechea a los Condes de Sobradiel quien la traspasó a los actuales propietarios.

Es la única pintura de Goya que ha sido exhibida en Fuendetodos, lugar natal del pintor, el 14 de enero de 1996. A los numerosos ángeles que se ven en las escenas de la obra cabe destacar los que portan la Columna y en realidad a la Virgen del Pilar señalando la escultura que se orará a continuación, una imagen escultórica que vemos a la derecha y señalada por la propia Virgen que se encuentra a la izquierda de nosotros como espectadores.

La composición, en forma de pirámide será repetida por Goya a lo largo de su carrera, como en El bebedor y La pradera de San Isidro, de sus cartones para tapices, o en la pareja de esta misma temática y hecha posiblemente en el mismo tiempo, titulada: "Sagrada Familia con San Joaquín y Santa Ana ante el Eterno en gloria" que se puede ver pinchando en el texto anterior.

15.5.25

San Joaquín de Goya. Una nueva obra


Que aparezca una nueva obra de Francisco de Goya es siempre un éxito de muchos factores pues supone sobre todo un análisis de la obra muy exhaustivo antes de poder confirmar incluso la sospecha de la autoría. Los profesionales antes de asegurar, saben que va el prestigio en una equivocación.

En el Museo de Antequera y depositado por la Colección Delgado que son sus propietarios, se ha confirmado un nuevo Goya, un San Joaquín del periodo zaragozano del artista aragonés, de su época joven, de 78 centímetros de altura y 40 de anchura y como es lógico, hecho al óleo sobre lienzo.

Esta obra se subastó el año 2024 en Francia como Anónima y fue adquirido por la Colección Delgado, y tras restaurarse se han detectado todos los detalles que llevan a poder asegurar su autoría. La obra se pintó entre 1760 y 1775, en Zaragoza y antes de irse a Madrid.

Lleva una capa de base igual en color y preparación a las que utilizaba Goya en ese periodo, dejando partes de esta base sin pintar como también hacía el Goya más estudiado, sobre todo en los alrededores de la figura.

El tipo de pincelada es claramente igual al de Goya, muy similar al que hizo en ese periodo en la Cartuja de Aula Dei o en la bóveda del coreto del Pilar de Zaragoza, los pigmentos son idénticos y sigue montada en el bastidor original.

Hay un dibujo preparatorio de Goya que se conserva en el Museo de Valencia con un modelo masculino que tiene una posición de las piernas igual al cuadro de San Joaquín, y posiblemente esta obra era parte de un retablo de encargo en donde estaría también una obra de Santa Ana, para alguna casa importante de Zaragoza. 

De esta posible Santa Ana no se tiene ninguna información… de momento. Posiblemente estas obras se llevaron a Francia desde Zaragoza, en la Guerra de la Independencia, en los años que lo franceses ocuparon la ciudad.

14.5.25

Zaragoza y su Arte Urbano de barrio


En el Arte Urbano, ese que vamos observando por nuestras ciudades mientras paseamos, bien sea Arte Institucionalizado, instalado por las instituciones, o Arte Libre o Street Art, hecho por artistas generosos a veces, que simplemente regalan su Arte Urbano por las calles de sus propios barrios, nos podemos encontrar pequeñas islas o bocanadas de alegría.

Este ejemplo es sencillo, bastante naif, pero muy efectivo. Decora perfectamente una zona bastante aburrida de la Zaragoza de barrios ya muy asentados, sin un urbanismo que haya esponjado las calles para darles calidad de vida.

Ver color, traer un dibujo de la naturaleza rural, es siempre muy de agradecer. 

Sabemos que es Arte Efímero, pero lo abrazamos como Arte de Valor, y por acercar el Arte Urbano a los vecinos de un barrio zaragozano.

13.5.25

El Aragón que fue y ya no es ni será igual nunca

Esta sabina solitaria es el ejemplo de lo que fue y ya no es Aragón. 

De un Aragón diferente al actual, con mucho menos desierto. 

Es una sabina única simplemente porque no hay otra de su edad a muchos kilómetros de distancia en una zona en donde todo era antes un bosque de sabinas.

Un árbol sobreviviente. 

Recibe visitas de agradecimiento mientras permanece quieta y de pie, aguantando lo que no pudieron sus antepasados. 

Otro Aragón existió antes de ser esquilmado para guerras.


29.4.25

Cruz de Término en Aragón


Este es un fragmento de una Cruz de Término del siglo XV, realizada en arenisca tallada, una de esas cruces que se ponían en las entradas de las localidades para que los que entraban rezaran antes o incluso se confesaran y pudieran entrar limpios de pecados.

Se llamaban y se llaman Cruz de Término, Cruz de Humilladero, Peirones o Cruceros y a veces están rodeadas de algunas escalinatas a modo de grada, para poder rezar sentado. También es posible que sean la entrada a un clásico humilladero que es una pequeñita ermita o santuco en donde se ora a determinados patrones de la zona.

Suelen tener una Cruz, una Virgen, algunas imágenes de los santos de la localidad, en una cara, en dos caras o como muchos peirones de Aragón, en los cuatro lados de una columna.

Se ponían en camino para descansar rezando, en las zonas de entrada a monasterios o ermitas, en los finales de los caminos que conducían a localidades, etc.

También se utilizaban para invocar a Santos en fechas señaladas, para pedir rogativas diversas, como guías de los caminos indicando en los cruces hacia dónde había que ir, etc.

15.4.25

Antonio Saura y Francisco de Goya. Amigos entre ellos

Los aragoneses Antonio Saura y Francisco de Goya tienen mucho guiños artísticos entre sí. Efectivamente nunca pudo Goya hacérselos a Saura, lo que no evita que curiosamente se hayan encontrado formas que se abren en caminos artísticos que traspasan a ambos aragoneses imprescindibles. 

Fueron amigos sin conocerse, lo cual debe ser otro sueño más entre ambos. 

Esta obra de Antonio Saura, del año 1984, se titula “Retrato imaginario de Goya”, donde se busca mostrarnos un Goya observador, preparado para mirar todo y retratar aquello que él sabe trasciende los tiempos, al reflejar sueños o violencias, costumbres o modos, personas o miradas de estas que son el espejo de su personalidad.

De conocerse, no sabremos nunca qué punto de vista habría utilizado Goya para retratar a A. Saura, pero cabe imaginarse que sería en un grabado en blanco y negro, con trazos rápidos y miradas críticas.