No es nada habitual descubrir un nuevo cuadro de artistas consagrados y considerados históricos, pero Goya nos está deparando algunas sorpresas estos años, con el descubrimiento ahora de una nueva obra. La Virgen con San Joaquín y Santa Ana, un óleo de 96,6 x 74,7 centímetros y pintado hacia 1774 ha estado colgado en un pasillo oscuro durante décadas sin intuir nadie que podría ser una obra de un genial joven Goya.
Expertos de las instituciones más solventes no tienen ninguna duda de la autoría del pintor zaragozano. Quienes ya han podido estudiar a fondo la obra, la sitúan en los años anteriores a la llegada del artista a Madrid, en el periodo posterior a su viaje a Italia, cuando volcó todos sus nuevos conocimientos en las paredes del Aula Dei de Zaragoza, donde recreó escenas religiosas como la que se acaba de dar a conocer.
Expertos de las instituciones más solventes no dudan de la autoría sobre todo por el gran parecido al tratamiento pictórico de las imágenes religiosas con todas las obras de Aula Dei, que son de una época parecida. Los rostros de María y Santa Ana, las telas y el colorido, son rasgos determinantes
Se sabe que el cuadro fue comprado hace unos 50 años en el taller de un ebanista también dedicado a la venta de antigüedades por una familia de Vitoria. La familia lo compró por la belleza de la obra, sin pensar que había salido de la paleta de uno de más grandes pintores de la historia: Francisco de Goya. En el entorno de los propietarios, aseguran que estos no tienen intención de sacarla al mercado. Al menos por el momento.
Hace unos meses, otra obra inédita de Goya, pintada también antes de que el artista hubiera cumplido los 30 años, sorprendió a la comunidad artística. Se trataba de La Piedad, pintado hacia 1774, propiedad de unos coleccionistas catalanes, que hasta entonces había sido atribuida al también pintor zaragozano Francisco Bayeu.