13.7.25

¿Qué es el Arte Invisible? ¿Existe?


Esta obra que representa una escena con dos cuadros vacíos y que vemos arriba no es para ver, sino para pensar qué pintaríamos en esos espacios vacíos. Es lo mismo que escuchar una canción sin notas musicales, comienzas a imaginar nuestra propia melodía y nos abrazamos internamente a nosotros mismos. 

Es la conciencia de nuestra propia vida, porque, al parecer, hay muchas dudas sobre si realmente existimos en este mundo. 

El vacío interior hace que las personas se vuelvan más introspectivas para ver si podemos encontrarnos a nosotros mismos ya que lo que vemos ha perdido el color, las formas, y aparente estar vacío.

En el horizonte del arte contemporáneo surgen preguntas que desafían nuestra propia definición de la obra de Arte: ¿estamos en la mirada de esas obras vacías, ante la visión de los "hiper artistas del futuro" o estamos delante de la prueba de que el arte solo existe en la imaginación? Sin la mente que imagina, solo quedan brochazos de colores y, a veces, ni eso.

Este texto que os dejo a continuación quiere profundizar (o liarla más) en el concepto del arte invisible, una de las fronteras más estimulantes y polémicas del arte conceptual. Y a partir del texto surgen las dudas o al contrario, se sientan las bases de que no existen dudas y de que todo es interpretable para bien o para mal. 

Cabe incluso decirse que todo es una mierda, un engaño, una mentira. 

La premisa del arte invisible es radical: la obra no es un objeto para ser visto, sino un espacio mental que el espectador debe llenar con su imaginación o con su mochila personas de conceptos, culturales, dudas y dolores. Nos pide el Arte, no solo mirar, sino pensar, sentir e imaginar. 

Es un desafío directo a la idea tradicional del arte como un producto físico, cuando posiblemente sea un producto de la imaginación.

El concepto sobre la materia que podemos tocar es claro, el valor no reside en el lienzo, la piedra o el bronce, sino en la potencia de la idea que lo genera. Con la música lo tenemos claro, nadie es capaz de tocar con sus manos la música, simplemente se siente.

El espectador como co-creador: La obra solo se completa en la mente de quien la contempla con el espectador como co-creador incluso en la literatura o el teatro. 

Es un diálogo entre las partes, no un monólogo. Es como escuchar una canción sin texto, incluso casi sin notas; nuestra mente crea la melodía, convirtiendo la experiencia en algo único e intransferible.

La reflexión que debemos hacernos sobre el "vacío interior" que está dispuesto a ser llenado por la contemplación o la escucha o la lectura de algún tipo de Arte, es lógica. Más en el arte conceptual, al despojarse del objeto, lo que a menudo nos confronta con un vacío. 

Este vacío no es una ausencia, sino un espejo. Incluso es eso, un espejo en donde nos podemos ver. El vacío lo llenaremos nosotros con nuestras experiencias. Ese blanco lo verá de diferente manera cada espectador. Nadie verá nada hecho, pero todos intentarán hacer "algo", incluso escapar.

Cuando una obra nos reta con su inmaterialidad, nos obliga a volvernos hacia dentro, a un estado de introspección para ver si podemos encontrarnos a nosotros mismos, especialmente en un mundo saturado de imágenes donde corremos el riesgo de perder nuestro "color" interior. La obra se convierte en un mecanismo que nos obliga a tomar conciencia de nuestra propia vida y de nuestra existencia.

¿Debemos Tirar los Pinceles? El Manifiesto del Arte Invisible nos habla de la provocación de "tirar nuestros pinceles y lienzos" es la esencia de este manifiesto. No es un llamado a la destrucción del arte físico, sino a la revalorización de su origen, de priorizar la Idea, de intentar dedicar más tiempo a pensar, a reflexionar sobre nuestro contenido humano y nuestros malentendidos.

Incluso a intentar abrazar el Proceso de creación, valorando más el camino introspectivo y conceptual, tanto o más que el resultado final. ¿Qué nos lleva a crear? ¿Para qué o para quien creamos? ¿Qué papel nos guardamos para nosotros como creadores?

Reconocer el Privilegio de la Idea es fundamental, pues supone entender que una gran idea, una que cambia la percepción de algo, es en sí misma una obra de arte de incalculable valor, contenida en esa "mochila vacía o ya llena" de la que hablamos. 

La idea además de servir para debatirla, sirve para construir sobre ella. Nunca una idea final es cuando se realiza y se construye, igual a la idea primera.

Para ilustrar hasta qué punto este debate ha calado en la cultura, es imposible no mencionar el famoso caso de "Lana Newstrom". En 2014, una noticia satírica sobre una supuesta artista que vendía obras invisibles por miles de dólares se hizo viral. 

Y la gente se lo creyó, pensando que era el lugar lógico a donde nos lleva el actual Arte Contemporáneo. De todas las formas, tampoco es una locura en sí misma, pero tiene poco recorrido, pues hecha una obra vacía, hechas mil obras vacías, todas casi iguales.

La cita que original que explicaba esos conceptos pertenece a este personaje ficticio:

"El hecho de que no puedas ver nada no significa que no haya puesto horas de trabajo... El arte se trata de la imaginación y eso es lo que exige mi trabajo de las personas... Tienes que imaginar una pintura o escultura frente a ti". - 'Lana Newstrom', personaje de una parodia de 2014.