14.10.17

Los grajos que discutían sin sentido. Para nosotros


Nadie supo nunca si estaban hablando o en cambio era una bronca en toda regla. 

La sumisión de un grajo contrastaba con el mal genio del otro. 

El diálogo parecía haberse acabado. 

Pero lo curioso es que aunque llevaban dos décadas en esta misma posición, gritando uno y aguantando el otro, al final se fueron juntos al tejado más cercano. 

Nadie supo nunca de qué hablaban.