Las técnicas para pintar son muy variadas, pero las
puramente academicistas nos encajonan a trabajar según las más normales, con
herramientas habituales, olvidándose a veces que todo sirve para pintar. Exije que te enseñan a pintar acrílico u óleo con todo tipo de herramientas y así luego te será ma´s sencillo elegir según tu gusto y modo de obra final.
Conocemos ampliamente los muy diversos pinceles, por tamaño
o por el tipo de pelo, por su dureza y suavidad o por su forma. Un buen pincel
necesita un tiempo entre las manos del pintor para hacerse ambos a la forma
correcta de trabajar. Pero también son útiles las brochas, los rodillos, las
esponjas o las telas.
Las espátulas son la otra herramienta habitual y sus formas
también son muy variadas así como su flexibilidad. Pero también sirven palos,
cuchillos de pintar, rasquetas o las manos.
Es normal emplear grandes piezas de madera como apoyadores
para pintar los detalles sin que las manos rocen la obra, pero esas mismas maderas a veces se emplean para
arrastras masas de color y crear en esos movimientos formas aleatorias que
dependen del color depositado y de su mezcla en el arrastre aleatorio.
Es habitual emplear cinta aislante o cinta de carretero para
crear zonas reservadas o para que las formas rectas salgan más perfectas o para
ayudarnos a la hora de que la mancha de color no inunde otras zonas aledañas.
Todo sirve para lograr el objetivo, que es lo único importante.
Una vez que un cuadro guste a alguien, no será fácil que te pregunte con qué
herramientas lo has realizado, ni si solo has empleado pinceles de pelo de
marta o de cerdo. Como nadie suele preguntar si has empleado en la mezcla de la
pintura polvo de mármol italiano o arena fina de la playa de Salou. Lo
importante es que hagas lo que hagas quede bien y que sea duradero en el
tiempo, que antes de hacer mezclas de ciertos productos te asegures que no se
cuartearán con los meses o se caerán ellos solos del soporte, sea lienzo o
madera.
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