16.2.13

Debía ser la libertad inerte de las raspas. O no



Cabalgaban, se movían sin ser vistas, se abrazaban, resurgían desde la selva del arbusto diminuto en contraprestación a los blancos de las flores. Se miraban.

Nada contrasta más que los movimientos quietos de colores vivos. Las flores blancas observaban y las raspas naranjas y rojas bailaban a su son sin importarles quien las miraba. Debía ser la libertad. 

La pequeña obra es de Miguel Puente.