Hoy me he
enterado del fallecimiento del compañero de trabajo pero sobre todo artista
fotógrafo y profesor de sus amigos, Ángel Duerto Oteo. Hace casi un mes que el
infatigable Duerto descansó de sus trabajos. Fotógrafo analógico hasta donde yo
lo conocí fue precursor de la fotografía contemporánea, de la fotografía con
historia, de los trabajos de manipulación fotográfica y siempre realizados a
mano, pues no había ni ordenadores ni programas de retoque en aquellos años
precursores.
No pintaba
sobre los positivos fotográficos, retocaba y trabajaba los negativos o las
diapositivas hasta conseguir lo que deseaba con máscaras y retoques analógicos,
antes de positivar definitivamente en papel. Ganador de innumerables premios
por todo el mundo había sido reconocido por su trabajo con los más importantes
agradecimientos.
Pero su
calidad humana era lo que realmente le marcaba a los cercanos. De carácter
fuerte le gustaba enseñar sus técnicas a los amigos y gente que se le acercaba
a sus diversas empresas en donde trabajó. Terminó su vida laboral en una
fotomecánica, bastante asqueado de su profesión por atravesar unos tiempos muy
complicados para la supervivencia de un oficio que se disolvía silenciosamente.
Perdí su pista durante las dos últimas décadas y me hubiera gustado mucho saber
su adaptación el mundo de la fotografía digital (o no) que fue la gran culpable
(no la única) de que al final perdiera parte de su amor por la profesión de
fotomecánico.
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