16.8.16

La Novia de Paula Ortiz, una clase magistral de fotografía

Acabo de ver por primera ver la película “La Novia” de Paula Ortiz, en uno de esos ejercicios casi sin perdón, por verla tarde y en televisión. Nunca es tarde si la dicha es buena. Una obra que te sujeta al sillón, te atrapa por sus formas y sobre todo por su excelente fotografía, que de no haber obtenido el Goya por su fotografía hubiera sido simplemente otro crimen de sangre más. La fotografía es espléndida, con ligeros fallos de encuadre por la diferencia de altura entre los protagonistas, pero que es la gran sujetadora de toda la obra, llena de excelentes interpretaciones por maravillosas mujeres que están soberbias en esta película.

Lorca aplaudiría sin duda esta adaptación de su Bodas de Sangre, que sobre todo juega con la intensidad, el dolor, la rotura de amores, con esa España ya desaparecida pero no hace tanto, que entendía a la mujer como objeto de posesión, de intercambio familiar, pero nunca libre.

Es poesía visual, creo que nadie pretendió con esta película nada que no fuera eso, atrapar al espectador con poesía visual y sonora en formato cine pero asemejándose el teatro. Con unos versos perfectos, una música muy bien seleccionada y un montaje excelente. El sonido creo que debería haber mejorado, pero puede que yo sea algo sordo y no lo quiera reconocer. Os dejo una imagen de la película a la que le he añadido en rojo y blanco una división en tercios, para entender algo mejor el gran trabajo constante de colocar los volúmenes por tercios, bien sólo uno como principal, dos juntos, dividiendo en tres espacios la escena, etc. En este caso distribuyendo los tres elementos de la escena, uno en cada tercio.


Mi última estrofa de esta poesía debería dedicársela al actor Carlos Álvarez-Novoa, fallecido antes de ver el éxito de su última obra. Pero he cambiado a última hora y se lo dedico solo a su bigote, tan blanco como el traje de novia. Es un contrapunto más de una clase de fotografía que se dará en las escuelas de cinematografía como excelente trabajo en los encuadres de tres cuartos, jugando con los tercios casi en exclusividad, los volúmenes a través de luces y sombras dividiendo los planos de forma que atrapa simplemente mirando.