15.2.20

Gallinas, huevos y una ventana


Me gusta encontrarme con los que se asoman a las ventanas.

Para dialogar, mirarnos a los ojos, sospechar qué piensan, adivinar sus problemas y entresacarles sus soluciones. 

Miro hacia las ventanas buscando los que se asoman pues siempre hay sorpresas. 

Iban de blanco aunque el polvo las delataba. 

Llevaban ya mucho tiempo asomadas y sin respuesta clara. 

El gran error era haber puesto la verja de alambre, que les impedía volar o lo que es más fácil, que las “volaran”.