La negra tenía todas las de ganar. Sabía saltar
Frente a frente, la pequeña tenía todas las de ganar. Era la única que sabía volar y era capaz de saltar de flor en flor, para pisarlas y dominarlas. Así que a la roja tan solo le quedaba el truco de poner cara de mala hostia y sacar sus pinchos. No, no me quedé hasta el final.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario