13.9.15

El hambre y los malos Obispos producen estas caras

La Inquisición aprendió a clavar en las paredes a los bichos malos, según sus particulares normas asquerosas, viendo brujas y demonios donde los demás hoy veríamos simplemente rebeldes contra el poder de aquella Iglesia. Algunos condenados siguen aguantando en las paredes, para no tener que bajar y encontrarse con los obispos de mala baba y mano larga. Se han convertido en fósiles y aguantan el agua que les echen, pero es que han pasado muchos siglos. La mala cara es normal, pues llevan muchos años sin probar bocado.