24.8.22

Corrida de toros en una plaza partida, de Goya


Francisco de Goya trató el tema de las corridas de toros bastantes veces en su carrera artística, en una serie de pinturas y grabados como la célebre serie de grabados de la Tauromaquia, publicada en 1816, y en cuatro litografías publicadas en Burdeos en 1825 cuando estaba en el exilio.

Esta obra que vemos ha tenido a veces algunas dudas de si realmente era de Goya. A mediados del siglo XIX hubo un gran negocio en copias de las populares composiciones de corridas de toros de Goya de sus grabados, y el uso aquí de ciertos motivos que aparecen en las otras obras de corridas de toros de Goya ha llevado sospechar que podría haber sido pintado por otro artista.

La corrida de toros en un anillo dividido está pintada al óleo sobre un lienzo reutilizado que representa el escudo de armas del rey Carlos III de España y los símbolos heráldicos asociados con la ciudad de Madrid.

El artista eligió una capa de imprimación naranja roja para cubrir el escudo de armas antes de pintar la obra que vemos. El color de base, que consiste en una mezcla de blanco plomo y bermellón, es visible en todas partes donde se aplica finamente la pintura.

Es un óleo de 1,3 metros de anchura pintado al óleo sobre lienzo entre 1810 y 1812. La obra se encuentra en el MET de New York.

Este cuadro, además de su importante valor artístico, contiene una interesante información histórica puesto que nos indica que en aquella época se celebraban, no sabemos con qué frecuencia, dos corridas de toros en un mismo espacio de forma simultánea lo que daba idea del interés que este tipo de espectáculos tenía para el pueblo. La acumulación de reses para torear en determinados festejos provocó que, para doblar el número de faenas en una misma jornada, se partiera de forma provisional la arena, una costumbre que se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX.