17.3.19

Pablo Picasso y las cerámicas de colección

A partir de mediados de los años 40 del viejo siglo XX Pablo Picasso empezó a trabajar la cerámica en platos o jarras como una manera de poder realizar más tiradas de ejemplares para se pudiera popularizar su obra y estuviera al alcance de muchas más personas. Lo hacía ya con las serigrafías y deseaba dar un paso más buscando piezas que le parecieran más complejas que un impreso serigráfico.

En un viaje a Francia conocía la técnica en un taller de Vallauris y a partir de ese momento y tras visitar la casa-taller de Cerámica Madoura de Suzanne y George Ramié. Este matrimonio enseñó al artista malagueño desde lo mas elemental a la técnica más compleja de figuras y cerámica moldeada para crear formas abstractas.

Las tiradas de sus piezas, siempre numeradas y marcadas con sus sellos, podían ir entre las 50 y las 500, pero lo que en un principio fue un método para que el arte llegará a más personas se ha convertido en la actualidad en un mercado casi feroz donde los coleccionistas que se inician acuden en búsqueda de su “primer” Picasso lo que hace que suba mucho el precio de estas obras.

Hoy es normal encontrar obras cerámicas de Pablo Picasso que se logra subastar entre medio y un millón de euros.