30.1.19

Arte urbano en Glasgow, la antigua Bilbao de Escocia

Hace unas décadas se podía afirmar sin ambages la existencia de duplas en forma de ciudades pijas o históricas residenciales junto a ciudades obreras, industriales y contaminadas. Siderúrgicas.

El caso Bilbao-Donosti encontraba ecos en los casos Belfast del Titanic-Dublin Guiness, Glasgow Celtics-Edinburgo Hamlets o, en otro tipo de liga, el Zaragoza-Huesca de regional preferente.

Ahora bien, Bilbao se guardaba en la carta un sector cuaternario en forma de sede de instituciones bancarias, unos distritos como Deusto y Neguri –los de mayor renta per cápita del Estado- o poderse favorecer a través de amnistías fiscales del cupo de instituciones deportivas, culturales y de transportes hacia su playa que no le corresponderían por población. Así, el sorpasso de agua limpia, gabarras de diseño, paseo hacia el Abra con arquitectura de calidad y hoteles y pintxos con más ocupación y más caros que su vecina se ha dado.

Para revisar qué fue Bilbao hay que pasarse por Glasgow, ciudad a la que frecuento en youtube.

Allí se ha invertido algo y tiene también enormes centros comerciales para su mermada clase media, como en Zaragoza, pero la gaélica Glesga sufre y produce desempleo y antologías de la desesperación como Trainspotting. O como las letras de Amy McDonald…

And you singing the song thinking this is the life
And you wake up in the morning and your head feels twice the size
Where you gonna go, where you gonna go, where you gonna sleep tonight?

Es un escenario de relevo de la Dublin sórdida de Joyce o del London modo contaminación china presente de Dickens. Ciudad curiosa para ver estuarios herrumbrosos, refinerías horrorosas pero que cuenta de cuando fue rica fletando esclavos o acero con el Glasgow Subway, uno de los primeros del mundo y de color naranja.

Además cuenta con su época de esplendor Eiffel de teatros, bibliotecas e instalaciones muy coloniales modo Pale Ale, encantadoras. También Bilbao tuvo siempre Abando, pero color gris smog.

Glasgow nos ha dado mucho, ha sonado enormemente en Aragón y cada corazón. De entre su impresionante pléyade de músicos, me quedo entre todos con los Franz Ferdinand y con La Cadena de Jesús y María (en inglés y fundamentales en sus respectivos géneros).

Además y nadie lo diría, de Glasgow es el inapelable blanco con alma de Tennessee sir Mark Knopfler –que representa a ese escocés navegante por las aguas musicales que surca al revés la Corriente del Golfo que dulcifica a su ciudad-.

Merecería serlo por pitera el indómito escocés militante, pero nacido en England, el chaval de barrio duro y encantador llamado Rod Stewart . Pero resulta que proviene de la culta y renacentista Edinburgo. Es normal que carraspee para equilibrar tanto encanto.

Pues nadie vería a Erentxun baracaldés ni a Fito rivalizando en elegancia con Xavi Alonso o pasándose mucho por Mugaritz pero… en Escocia sí que caben excepciones y finura de gintonic especiado, modo Texas o Simple Minds, que sale de sus chimeneas. Siempre con carácter de comedores de haggis.

Ese conjunto de avatares culturales han convertido asimismo a Glasgow en una de las principales potencias europeas de arte urbano. En las ciudades feas y duras, siempre asoladas por las crisis, abundan espacios y talento para expresar necesarias huídas oníricas.

Elegimos al poeta SMUG para representar a su ciudad en nuestro contexto, brillante y colorista. Es un descriptor de marinos varados sin barco en el que faenar, heridos por la luz y el frío de Escocia. Un arte detallado y figurativo sin relación con la sorpresa de Bansky, descriptivo y al servicio de la ciudad.

29.01 Luis Iribarren

Nota.: Este graffiti es del artista Smug, antes nombrado.