La distancia entre un gran artista muy reconocido y un artista que trabaja para él mismo, sin ánimo de lucro ni de más gozo que sentirse bien, a veces es mínima.
Los artistas trabajamos para disfrutar.
Este artista que empezó a pintar bastante bien con 13 años se llama Ángel, y figura en Instagram como Angelote50
Lleva decenas por no decir centenares de obras talladas en madera, que podemos ver en su página, sin má ánimo que seguir ocupado y disfrutando de sus manos y de sus pequeñas obras.
La diferencia en este caso, entre un gran escultor y un artista pequeño es simplemente el tamaño. Ángel coge ramas de sus calles, de sus jardines de calle en Zaragoza, ramas que cortan los jardineros o que podan o que se caen con el viento.
Y esas ramas las talla, hasta convertirlas en maravillosas formas en donde a veces hay varias formas engarzadas entre ellas pues así habían crecido en la naturaleza. Como todos los escultores dicen, simplemente les quita a las ramas lo que sobra.
Al final, de una rama pequeño, logra piezas movibles que parecen imposibles.
¿Alguien se imagina qué sería de Angelote50 si fuera capaz de hacer o de encargar estas mismas obras a 3 metros de altura y convertirlas en esculturas urbanas en bronce?
Curiosamente es cuestión solo de dinero y de querer hacer. Los grandes escultores no funden ellos el metal, no hacen ellos los moldes, pues los artistas son los que tienen la idea, el concepto, y los que lo desarrollan.
Por ejemplo los escritores no imprimen los libros, necesitan a imprentas para darle forma final a sus obras.
Y sí, efectivamente, es amigo mío y lo conozco desde que él tenía 10 años. Es mayor que yo, y él no se lo cree, lo disimula muy bien. Pero esos 19 días de diferencias se nos notan.