Muchas veces cuando viajas a lugares nuevos e importantes te tienes que dejar llevar por el instinto del fotógrafo que llevas dentro, pues no es posible encuadrar bien ni es posible esperar una mejor luz.
Es llegar y cazar disparando. Un deporte maravilloso donde muy pocas veces hay segundas oportunidades. Si sale bien, muy bien. Y si no sale bien, simplemente lo recuerdas.
Pensé que los focos estorbaban, pero poco a poco me he dado cuenta que eran incluso parte importante del encuadre final. Parecen iluminar lo iluminable.