16.11.23

Para poder moverse, unas piedras tenían que ganar donde otras perdían


Las piedras de río, casi siempre llenas de agua, y esta vez se sentían no solo secas sino también ásperas, abruptamente insociables y broncas con sus vecinas de orilla. 

Eran insociables pues dependían del agua para seguir viajando y solo algunas lo conseguirían a costa de tener buena posición de partida. 

Si quedaban planas no lograrían moverse, si repuntaban sus laterales podrían correr con el agua en busca de los destinos nuevos. 

Rodaban solo si lograban la suerte de estar en buena posición. 

Para ganar, otras tienen que perder.