29.12.18

Aprendiendo a mirar el Arte (y 4)

Según vamos creciendo, vamos interiorizando de qué forma son las cosas que nos rodean. El mar es grande y amplio, azul con brillos blancos, un árbol es marrón por debajo y verde por arriba y tiende a ser vertical, un plato es redondo y blanco, etc. Pero a su vez vamos a prendiendo a que todos los elementos pueden ser excepcionalmente (o no) de otra forma, de otro color. Y eso mismo también depende de nuestro lugar de vida.

De esta manera y de forma rápida, nuestra mente reconoce los lugares, los objetos, sin que tengamos que dedicar mucha atención, sin que nos cansemos visualmente pues son objetos y reconocibles. Esta asociación “fácil y rápida” nos sirve para no cansarnos y para prestar atención a lo que es “diferente”.

Nos cansamos muchos más visitando una ciudad nueva que visitando la nuestra, porque los impulsos visuales son constantes y el cerebro no puede asimilarlos como “conocidos” y por ello les tiene que prestar más atención. En nuestra ciudad, si siempre vamos por una calle conocida, ya no nos produce cansancio visual pasear por ella, y si siempre miramos a la derecha y a media altura, podría ser que nunca hubiéramos visto que a la izquierda en lo alto, hay una curiosidad. Nuestro esquema mental ya no mira con atención esa calle tan conocida, pues la tiene memorizada.

Por eso cuando vemos algo que nos sorprende, sea un paisaje o una obra de arte, lo filtramos automáticamente con arreglo a lo que ya tenemos metido en nuestros esquemas mentales. Un mar rojo y amarillo nos sorprenderá mucho, excepto si somos personas que vivimos a la orilla oeste del mar y hemos visto decenas de veces un ocaso de sol en su superficie.

Hemos visto decenas de veces obras de arte figurativo, pero si hemos visto pocas obras de arte abstracto, estas nos requerirán más esfuerzo, más atención, cansancio al no entenderlas, y sin duda rechazo pues no comprendemos qué nos quieren decir con ellas. Pero si les dedicamos algo más de unos pocos segundo es posible que empecemos a ver figuras, formas, colores, sensaciones, materiales que intentan transmitir algo, luces y sombras, espacios vacíos, direcciones de los objetos, etc.

No es lo mismo un arte figurativo que uno abstracto, como tampoco es lo mismo comparar un puchero de garbanzos con humus de garbanzos decorado con flores comestibles. El producto principal es el mismo, garbanzos, pero lo que vemos es muy diferente. Si nos atrevemos a probarlo veremos en qué se parece el sabor, que incluso será casi igual, pero visualmente es totalmente diferente.


Nota.: La imagen es de un montaje de Artur Barrio realizado en París en el año 1981