4.12.18

Ciudades del suroeste, ciudad tropicana - La Ceiba. La Habana

Resaca de ron a 40 grados, el sol no deja dar ni un abrasador paso
Habaneros con tumbao y expresión etíope,  lo que más vale de la vida saben que siempre se compra con dinero,
Maldiciendo sin gesto su escasez bíblica de plaga, van a resolverse su pan y medicamentos.
Con expresión nada generosa ni descansada, el diorama del Ché les cae cada día encima, desde la plaza de su no revolución
Por la noche, toca transformarse para comer
Y pasa  otro angelito negro, aunque la virgen sea blanca y yo un pintor extranjero

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Allí sigue la ciudad pastel de bacarrá y mulatos lindos, podemos tocar la vida leída
bajo los cascos del caballo ajada y marchita, le queda gloria de mambo en sus carteles varados de bolera.
Allá va para La Ceiba el autobús 39, ningún pinar ni ningún falso puerto lo esperan, ningún urbanismo de reparto lo retuerce.
Generaciones de ojos cansados lo contemplan, flacos de yuca y malanga
Atrás quedaron sus sones cantados en Aragón cuando se barría y planchaba
Que vinieron hasta los últimos rincones hoy desahabitados de la autarquía desde una de las capitales españolas sin Corona.
A lo cubano, botella ron tabaco habano

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Habana para un infante difunto, donante de tantos bailes e ideas, de estrellas para banderas libertarias que dividen, 
Cuyos hijos poetas fueron mandados para educarse en la niebla y el cierzo.
Aragón también fue una zafra de carajillos de azúcar y ron, un bosque de chimeneas como secuoyas.
Un espejismo de cabaret sin olor a adobo ni a hoja de tabaco podrida, sin esa corrupción criolla que dé la vida, matando con humedad constante.
Habana legataria de un Tropicana por cada pueblo con baile de domingo sin maní, tarareadas sus canciones por modistillas de puños revertidos de ropavieja oliente a membrillo y apresto. 

03/12 Luis Iribarren