28.8.19

Urbanismo madrileño de gigantes de peluche

En ese urbanismo de mezcla donde las personas se mueven hacia el caos o desde el caos, dos elementos permaneces quietos. El oso panda que tiene que sobresalir para ser observado, y la escultura del Rey sobre caballo que sirve perfectamente para que se posen las palomas asustadas. 

Nunca supuso Carlos III que estaría al lado de osos sin madroño, de dibujos animados o de artistas callejeros que casi vuelan entre equilibrios. Por cierto, la mirada del oso panda resulta casi amenazadora.