18.5.20

¿Qué deben ser los Museos en el siglo XXI?

Ahora que por culpa del virus han tenido que cerrar varios meses los Museos, cuando sabemos que abrirlos va a ser más complejo que cerrarlos y que algunos de ellos no podrán abrir en muchos meses o incluso nunca por sus costes inasumibles con pocos visitantes, es tal vez momento de preguntarnos por el papel que los Museos deben cumplir en e siglo XXI, sin duda distinto al que cumplieron en el XIX y en el XX, también distinto y adaptable según diversos modelos.

La primera pregunta que nos debemos hacer es. ¿Qué queremos que sea la Cultura? Y tras respondernos adaptar la respuesta a las diversas herramientas de que disponemos, donde sin duda están incluidos los Museos.

Ya no pueden ser meros almacenes ordenados de “productos” culturales maravillosamente viejos, aunque sin duda una parte de los actuales Museos pueden ser solo eso, y muchos otros no quieren ser más que simplemente eso. Para ser meros contenedores y pasillos o salas donde visitar al Arte o las Culturas anteriores ya tenemos todo el engranaje de internet y sus opciones on line. Su competencia puede ser complicada.

El papel del Museo como lugar que muestra “lo nuevo” también puede verse de alguna manera peleado con las Salas de Exposiciones, los Estadios de Artistas, las Fundaciones o las Galerías de Venta. 

Así que queda un espacio (en realidad muchos) que es el de “crear” Cultura y expandirla, servir de vehículo y herramienta para estar constantemente vivos, con temáticas y montajes que deben cambiar casi constantemente, para que el espectador vaya “al lugar” a dejarse sorprender, y no a ver lo que ya sabe de antemano que está allí conservado.

Muchos Museos entendieron este cambio desde finales del siglo XX, pero ahora será inevitable para todos. Y en todas las temáticas. Pero ello nos lleva a otro punto conflictivo. 

Este cambio supone más coste, unos presupuestos y unos técnicos diferentes y más amplios. Y entre esos costes están además los de los seguros, los del mantenimiento y cuidado de las obras, los de saber seleccionar bien lo que se intenta mostrar y cambiar algunos aspectos del trabajo pedagógico de los Museos.

Y en ese trabajo precisamente es donde tiene que venir el cambio más profundo. Más información de las obras y de los artistas, bien en el lugar o bien a través de folletos digitales. 

Más posibilidades de fotografiar las obras sin flash al menos una parte de ellas como ya sucede en algunos Museos que antes no dejaban fotografiar ninguna. Y un montaje mucho más novedoso, vivo y que mezcle disciplinas. 

No deben ser los museos meras paredes, habitaciones o vitrinas, sino una mezcla de posibilidades para que sea casi una aventura y sin duda un mar de sensaciones acudir a un Museo. 

No estoy hablando de convertirlos en Parques Temáticos, que eso es otra disciplina de ocio, sino de convertirlos en más visitables, mas útiles y de más amplio espectro formativo.

La obra que vemos arriba, un Popeye, es del artista americano conceptual pop Jeff Koons.