La obra San Jerónimo en su estudio es un cuadro pintado por Antonello da Messina hacia el año 1474 a 1475 y que actualmente está expuesto en la National Gallery de Londres. Un artista del que no se sabe lo suficiente, aunque por sus obras, se pude entender que tuvo que ser un gran artista de su época.
Este cuadro, más bien pequeño y posiblemente para un oratorio personal o familiar, tiene una altura de 46 centímetros y está realizado al óleo sobre tabla.
Vemos a San Jerónimo, posiblemente traduciendo la Biblia al latín pues fue fue el primero que lo hizo, sentado en su estudio de trabajo pero sin duda, divinamente adornado para la ocasión.
San Jerónimo es famoso por traducir la Biblia al latín, en una traducción conocida hoy como la Vulgata, y que fue encargada por el Papa Dámaso I y se realizó entre los años 382 y 405 d.C.
Jerónimo tradujo el Antiguo Testamento del hebreo y el Nuevo Testamento del griego. La Vulgata se convirtió en la versión estándar de la Biblia en la Iglesia Católica durante siglos y sigue siendo una obra fundamental para la historia de la traducción.
Da la sensación de que su estudio de trabajo, el de San Jerónimo, estaba dentro de una iglesia, y en donde podemos ver a la derecha paseando por el claustro a un león que según la tradición domesticó San Jerónimo al curarle una pata con una espina clavada.
Es una escena muy realista, llena de pequeños detalles que son parte de las historias bíblicas que se desean transmitir. Antonello de Messina era hijo de un escultor y a veces en sus obras esto se nota, pues trabaja los conjuntos desde puntos de vista altos, componiendo todos los elementos en muy buena perspectiva.
Uno de los primeros artistas que emplearon las técnicas del óleo, que las desarrollaron y ampliaron, al venir de la escuela de Jan van Eyck, del que aprendió la técnica que luego fue también enseñando a sus alumnos.
Sobre una capa de base al temple, esta nueva técnica pintaba con delgadas, finas capas de pigmento de color disuelto en aceite, lo que permitía que los colores brillaran mucho más. Como se utilizaban pigmentos más o menos opacos y transparentes, más o menos gruesos, para lograr efectos visuales en relieve.
Abajo a la izquierda vemos dos aves. una perdiz y un pavo real. Antonello da Messina incluyó la perdiz y un pavo real en su pintura de San Jerónimo por su simbolismo. La perdiz, se creía que siempre reconocía la llamada de su madre, y simbolizaba la verdad; mientras que el pavo real representaba la inmortalidad, ya que se pensaba que su carne no se descomponía.
Pero a su vez con estas figuras en esa posición junto a un cuenco con agua, se logra un punto de vista de profundidad y relieve de una manera muy simple. Las distancias de los elementos de la obra nos hacen pensar en una gran profundidad. Si comparamos el tamaño del león con el gato de la izquierda o con la perdíz, entendemos el juego que quiso hacer en el siglo XV el famoso Antonello da Messina.
Da la sensación de que su estudio de trabajo, el de San Jerónimo, estaba dentro de una iglesia, y en donde podemos ver a la derecha paseando por el claustro a un león que según la tradición domesticó San Jerónimo al curarle una pata con una espina clavada.
Es una escena muy realista, llena de pequeños detalles que son parte de las historias bíblicas que se desean transmitir. Antonello de Messina era hijo de un escultor y a veces en sus obras esto se nota, pues trabaja los conjuntos desde puntos de vista altos, componiendo todos los elementos en muy buena perspectiva.
Uno de los primeros artistas que emplearon las técnicas del óleo, que las desarrollaron y ampliaron, al venir de la escuela de Jan van Eyck, del que aprendió la técnica que luego fue también enseñando a sus alumnos.
Sobre una capa de base al temple, esta nueva técnica pintaba con delgadas, finas capas de pigmento de color disuelto en aceite, lo que permitía que los colores brillaran mucho más. Como se utilizaban pigmentos más o menos opacos y transparentes, más o menos gruesos, para lograr efectos visuales en relieve.
Abajo a la izquierda vemos dos aves. una perdiz y un pavo real. Antonello da Messina incluyó la perdiz y un pavo real en su pintura de San Jerónimo por su simbolismo. La perdiz, se creía que siempre reconocía la llamada de su madre, y simbolizaba la verdad; mientras que el pavo real representaba la inmortalidad, ya que se pensaba que su carne no se descomponía.
Pero a su vez con estas figuras en esa posición junto a un cuenco con agua, se logra un punto de vista de profundidad y relieve de una manera muy simple. Las distancias de los elementos de la obra nos hacen pensar en una gran profundidad. Si comparamos el tamaño del león con el gato de la izquierda o con la perdíz, entendemos el juego que quiso hacer en el siglo XV el famoso Antonello da Messina.