Aquellas páginas, dos cada semana se volvieron a reimprimir con correcciones y a color, pues las primeras eran en blanco y negro, ya en el año 1946 por le Editorial Casteman. Con posterioridad la propia editorial ha realizado diversas reediciones incluyendo en algunas de ellas historias de otros personajes también creados por Hergé.
El álbum El Loto Azul, está considerado por los especialistas en su obra como un trabajo de transición entre el Tintín primitivo de las tres primeras historietas y el notable cambio que representará El Loto Azul y que mantuvo ya en los trabajos siguientes.
Hergé realizo un gran trabajo de documentación para toda la historia que refleja en este libro, acerca de aquella China de principios del siglo XX, con la intención de ambientar adecuadamente la continuación de la historia.
Intentó huir de la visión estereotipada de aquella China que intentaba crecer en todo los aspectos incluidos los religiosos, y muy poco conocida en Europa, para intentar reflejar más acertadamente lo que ya por entonces era un país que despertaba gran interés en todo el mundo occidental.
Cuando Hergé se disponía a recopilar documentación sobre China, contactó con él el padre Gosset, capellán de un grupo de estudiantes chinos de la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica.
El sacerdote, que había seguido la obra anterior del dibujante, le pidió que intentara describir de forma apropiada a China, que se documentara muy bien de la actual realidad para que sus estudiantes, grandes seguidores de Tintín, no se sintieran decepcionados por la repetición de la visión equivocada que desde Europa se tenía de China.
Hergé le hizo caso, habló con muy diversas personas que tenían relación con China, leyó obras de la época, hizo muchos bocetos para sin salirse de su estilo poder reflejar bien el país y que fuera fácilmente entendible por los niños belgas, y cambio sus formas de dibujar ganado todos una excelente saga de un personaje que se hizo famoso en todo el mundo.