Las obras del artista inglés Henry Moore sirven para observarlas desde muy diversas maneras y puntos de vista, recortadas sobre sus cielos o buscando las partes que en cada momento más te agraden.
Nunca es una obra, siempre son muchas obras, esperando descubrirlas, reinterpretarlas.
Esta parece contener una luz interna que alumbra el conjunto, cuando en realidad es el sol reflejado que hace de trampantojo.
La escultura no tiene una sola forma de ser mirada, pues depende de cada uno de los espectadores, de su punto de mirada, de su altura, de la luz o del ambiente.