Las pinturas de las cuevas de Ajanta en la India son un ejemplo muy antiguo de pintura religiosa, budista en este caso, en donde se pueden ver las primeras representaciones de Buda de las que se tiene conocimiento.
Las 29 cuevas empezaron a excavarse en el siglo II a.C., por el auge del budismo en la India, y sus obras terminaron en el siglo VII d.C., cuando esta religión entró en decadencia. Casi 900 años de obras maravillosas que nos han llegado a la posteridad.
Su máximo esplendor tuvo lugar bajo el mecenazgo de los emperadores Gupta del norte de la actual India sobre los siglos IV-V d.C., y continuó con la dinastía Vakataka del sur, desde el siglo VI d.C.
Situada la zona a 800 metros de altura, está bien protegido de posibles asaltos, pero a la vez se encuentra en el centro de las rutas comerciales. Se descubrieron en el siglo XIX.
Cinco de estas cuevas son chaytas o templos y el resto más pequeñas son viharas o monasterios, y todas fueron excavadas en la roca por los monjes que se iban asentando en la zona, en unas difíciles condiciones.
Los templos contienen espléndidas esculturas talladas en la piedra, Budas durmientes, altas columnas recorridas por abigarrados frisos de personajes, elefantes inmensos que flanquean las fachadas, etc. Los monasterios con unos interiores más austeros en cuanto a columnas o esculturas, están decorados con unas magníficas pinturas que constituyen el mayor tesoro de Ajanta
janta se convirtió en un importante santuario, enriquecido con las donaciones de los peregrinos. Pero desde el siglo VI d.C. albergó tan sólo a una pequeña comunidad de monjes, que continuaron viviendo allí hasta el siglo VIII d.C., en que fue definitivamente abandonado.
Las pinturas en los muros representan episodios de la vida de Buda y de sus reencarnaciones, compasivos bodhisatvas que han alcanzado la iluminación, bailarinas celestiales o escenas de corte.
Todas las figuras, como sucede en otras representaciones cristianas de siglos posteriores, expresan una espiritualidad destinada a despertar la devoción de quienes las contemplaban y servían también para una explicación de las religiones en unos tiempos en los que no sabían leer la mayoría de las personas.
La fotografía de este mural es de la colección que hizo Sr. Banoy K Behl