La obra se componía de 24 fotografías pixeladas digitalmente y con una breve explicación de los motivos por los que habían sido encarcelados los personajes retratados. Todas las personas que aparecen en la obra no tienen nombre, sino asignado un número. Sin embargo, los pies de cada foto son lo suficientemente explicativos como para que se pueda adivinar de quién se trata. Se vendía en 80.000 euros y efectivamente, ya está vendida.
ARCO es una feria, un mercado de arte, un lugar para comprar y vender. ¿Por qué se solicita retirar una obra de arte de un reconocido fotógrafo, de un mercadillo de obras de arte? Pues la respuesta ha sido muy simple. Excesivamente simple. “La exhibición de estas piezas, está perjudicando la visibilidad del conjunto de los contenidos que reúne ARCO Madrid 2018".
Lo que ha perjudicado los contenidos de ARCO 2018 es la retirada de una obra artística por censura, de un mercado de arte. Puede no gustar, puede que no sea tan importante como para que salga en todos los medios de comunicación del mundo. Pero ahora ya le han hecho los tontos de la sociedad, la propaganda que tal vez no se merecía. Estamos imbéciles y nos acercamos a una velocidad que da miedo al año 1950. O a 1940.